ESTUDIO DE CASO
ESTUDIO DE CASO
La Agricultura de Contrato en el Sector Hortícola Exportador en El Bajío, México
Xxxxx Xxxxxxx Xxxxxxxx
Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe
México, D. F. Marzo del 2001
INDICE
• Introducción 3
• I. La agricultura de contrato: estado de la cuestión 4
• II. La agroindustria de congelados: 4
II.1 Contexto 6
II.2 Los contratos de producción en las hortalizas congeladas 9
II.2.1 Tipos de contratos 11
II.2.2 Principales diferencias entre las partes y mecanismos de solución 12
• III. La agroindustria de frescos: 14
III.1 Contexto 14
III.2 Los contratos de producción en las hortalizas frescas: 15
III.2.1 Tipo de contratos 15
III.2.2 Principales diferencias entre las partes y mecanismos de solución 16
• IV: Los efectos en socioeconómicos y ambientales de los contratos 17
IV.I En el acceso a los mercados internacionales 17
IV.2 En el progreso técnico 17
IV.3 En la distribución de los ingresos 18
IV-4 En el medio ambiente 19
• V. Conclusiones 21
V.1 “Lecciones aprendidas” .22
• VI. Bibliografía. 23
Introducción
Este documento se centra en el análisis de las formas de articulación de empresas hortícolas exportadoras con productores agrícolas, cuyo fin es abastecerse de materia prima en El Bajío. Generalmente las empresas recurren a los contratos de producción, los cuales, de acuerdo al grado de rigidez que contemplen, pueden establecer desde condiciones de compra-venta, suministro de servicios hasta la especificación del manejo agronómico del cultivo.
En México, El Bajío es una de las zonas más modernizadas de la agricultura nacional, en la que desde los sesenta florece una actividad exportadora hortícola que tiende a la diversificación al ampliarse de las hortalizas congeladas a las frescas, presentando además, un sector empresarial también diverso en cuanto a escala, procedencia, dinamismo tecnológico. En el rubro de congelados destacan las empresas transnacionales, las de capital mixto y en menor medida las nacionales, mientras que en la actividad de frescos sobresalen las de capital interno.
El trabajo evalúa los contratos de producción en los cultivos de brócoli y espárrago, los cuales se cosechan de manera contractual en unas 18,300 y 1,500 has. respectivamente. Ambos cultivos, de alto valor económico por unidad de superficie, y de elevado requerimiento de mano de obra, son también exigentes en capital fijo y circulante e intensivos en información. Ellos, además, son ejemplos de notables innovaciones tecnológicas que han permitido mejorar la participación mexicana en los mercados internacionales, principalmente el estadounidense, debido a los incrementos de productividad obtenidos.
Considerando que los contratos son acordados entre actores muy desiguales económica y políticamente, se evalúa si los contratos se han convertido en un mecanismo que:
a) Vincula de manera estable a los productores con el mercado internacional,
b) Promueve el progreso técnico,
c) Genera ingresos mayores y provee oportunidades iguales para los distintos segmentos de productores,
d) Contribuye a la protección del medio ambiente.
El informe tiene cinco partes. La primera presenta el estado actual del debate sobre los contratos de producción; en la segunda y tercera se aborda el estudio de dos casos, presentando previamente, los rasgos más relevantes de cada agroindustria; luego se discuten los impactos socioeconómicos y ambientales de estos contratos; y finalmente se presentan las conclusiones, resaltando los aspectos que podrían ser útiles en el análisis de otras experiencias como en el diseño de políticas destinadas a fortalecer y mejorar la equidad y sustentabilidad en la articulación entre productores y empacadoras.
Este informe ha sido escrito teniendo como marco la elaboración de sendos estudios en El Bajío sobre las interrelaciones entre la agroindustria y el medio ambiente (Xxxxxxx 1997), y sobre las relaciones entre agroindustria y pequeños productores (Xxxxxxx y Cebada 1998; Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000), para los cuales se entrevistaron a productores y empresarios vinculados a la exportación tanto de brócoli congelado como xx xxxxxxxxx fresco. No obstante, entre enero y febrero del 2001, se volvió a entrevistar a los involucrados en los contratos, especialmente en el cultivo de brócoli, con el fin obtener información comparable y actualizada sobre el tema en análisis.
Por el lado de la agroindustria, la información se obtuvo de una congeladora de brócoli y otra exportadora xx xxxxxxxxx fresco, cada una de ellas líder en su ramo. Por el flanco agrícola, se
entrevistó a cinco productores de brócoli de diverso tamaño (entre 220 y 14 ha) y a cuatro xx xxxxxxxxx, también de distinta escala (100 y 5 ha). Todos los productores de brócoli son pequeños propietarios, mientras que dos de los esparragueros son pequeños propietarios y los otros dos ejidatarios. El tipo de estudio hace que los resultados no sean susceptibles de generalización alguna, pero pueden ser útiles para identificar los aspectos centrales de los contratos.
• I. La agricultura de contrato: estado de la cuestión1.
En esta sección se realiza una discusión sintética sobre los contratos de producción, explicando los tipos existentes, las razones para suscribirlos y sus impactos sobre la equidad y el desarrollo rural.
Xxxxxxxxx (1985) sostiene que los contratos de producción han sido considerados como el más promisorio tipo de interacción entre productores y agroindustrias, que proveen recursos productivos y un mercado específico. Ambos actores están vinculados a través de un acuerdo en el que usualmente se específica el cultivo, el área, la fecha en que se debe cosechar la producción y enviarla a las instalaciones de la empacadora, así como la calidad del producto. La procesadora suministra crédito, servicios de extensión así como servicios para la cosecha.
Es útil diferenciar los tipos de contratos existentes con el fin de distinguir los arreglos específicos a los que llegan ambas partes. Según CEPAL (1996), en cuanto a las obligaciones de las partes, existen tres clases de contratos: de compra-venta, establecidos antes de la cosecha, con condiciones específicas de precio, calidad y entrega, que deben ser respetadas por los dos participantes; de suministro de servicios; el agronegocio debe proveer insumos, asistencia técnica y crédito, y los productores deben vender la producción sólo a la empresa, de acuerdo a la calidad establecida; y de administración de la producción, según el cual el agricultor debe usar insumos específicos, realizar cierto tipo de prácticas culturales, generalmente a cambio de recibir insumos y contar con un compromiso de compra del producto.
Otra tipología está elaborada de acuerdo con el grado de formalidad presente en el acuerdo, pudiendo ser formal (escrito) o verbal, basado en la costumbre. Puede ser detallado o general dependiendo tanto del grado de conocimiento y confianza existente entre las partes, como del poder de negociación de cada una. Sin embargo, no es posible predecir que tipo de contrato (verbal o escrito) creará más o menos posibilidades de conflictos y qué opción conducirá a mejores resultados en términos de mayor adhesión al contrato por los dos participantes (CEPAL/GTZ/FAO 1998:63).
Las razones de los contratos
Las firmas tienen cinco razones técnicas para optar por los contratos: a) Perecibilidad, pues los productos altamente perecibles que deben ser procesados rápidamente presentan incentivos para establecer sistemas de acopio; b) Valor unitario, los cultivos de alto valor agregado unitario por peso o volumen son los mayores candidatos para los contratos; c) Permanencia; los cultivos permanentes y semi-permanentes son más apropiados que los cultivos anuales para la contratación, porque los productores no pueden abandonar tan fácilmente su compromiso, como lo pueden hacer en un cultivo de ciclo corto; d) Necesidad de procesamiento, ya que los productos que requieren un procesamiento intensivo son de mayor interés para las empacadoras,
1 Este apartado se base en Xxxxxxx y Cebada (1998) y Xxxxxxx y Xxxxxxxx (2000).
debido a que ellas pueden utilizar sus capacidad técnicas para controlar la calidad de la producción entregada; e) Variabilidad de la calidad, los productos que varían significativamente en calidad son preferidos para los arreglos contractuales a su compra en el mercado abierto, y pueden justificar que las firmas establezcan un sistema extensivo para asegurar que los agricultores sigan las prácticas recomendadas y logren los estándares de calidad requeridos (Xxxxxxxxx 1985).
La contratación es mayormente establecida por las procesadoras de alimentos, pues dados sus altos costos fijos, estas tienen interés en contar con un flujo de materia prima a nivel de pleno uso de su capacidad instalada. El contrato reduce la incertidumbre que existiría si la compañía sólo comprara en el mercado y provee cierto control sobre el proceso productivo. Además, la firma no tiene que invertir en tierras xx xxxxx, contratar mano de obra o administrar terrenos de cultivo en gran escala. No obstante, la empresa valora los diversos métodos existentes para lograr su abastecimiento: comprar en el mercado, producir en sus propios terrenos y establecer contratos (CEPAL/GTZ/FA0 1998).
Para los agronegocios, la contratación es conveniente porque delega en terceros el riesgo inherente a la producción agrícola. Xxxxx, evitan, como ya se mencionó, la necesidad de invertir en tierras (compra o renta), atender problemas laborales y los riesgos de expropiación por acciones de reforma agraria. Sin embargo, este mecanismo también supone ciertos riesgos, entre ellos, no contar, por alguna contingencia, con la materia prima necesaria; el incremento de los costos de transacción al tratar con un mayor número de productores; la mayor complejidad de los contratos que incluyen múltiples variables (calidad, precio, oportunidad) difíciles de regular y que conducen a controversias. Otros riesgos son la desviación de la producción y de los insumos (CEPAL/GTZ/FAO 1998).
Para el pequeño productor, los aspectos favorables de los contratos de producción pueden incluir contar con un mercado seguro, generalmente con un precio pre-establecido, disponer de asistencia técnica, ofertar productos de alto valor agregado, optimizar el uso de mano de obra familiar, la posibilidad de extender las nuevas habilidades a otros cultivos y tener acceso a medios de producción pertenecientes a la firma.
El vínculo entre productores pequeños y agronegocios plantea la interrogante de por qué los primeros no exportan directamente en lugar de hacerlo a través de un contrato de producción. Xxx (2000) sostiene que el mercado externo es demasiado riesgo, la tecnología demasiado cara y poco apropiada para la agricultura de pequeña escala y los suelos más pobres de productores campesinos. No obstante, por medio de arreglos contractuales algunos pequeños productores están enlazados en la producción para exportación o para consumidores urbanos de altos ingresos.
Los contratos también presentan riesgos. Estos son la manipulación por parte de la firma de los criterios de calidad, la práctica del monocultivo con la dependencia y vulnerabilidad que ello conlleva, las deficiencias en la asistencia técnica que pueden ser atribuidas al productor y no a la empresa, retrasos en los pagos y falta de transparencia en ellos, y favoritismo en la asignación de las temporadas de siembra o cosecha (CEPAL/GTZ/FAO, 1998).
Si bien los contratos de producción existen en todo el mundo, hay una controversia sobre sus impactos sociales y económicos. Para algunos, estas modalidades de arreglo son muy positivas y son vistas como vehículos modernizadores, ya que contribuyen a que los agricultores logren mayores ingresos y acceso a nuevas tecnologías. Según Xxxxxx, el Banco Mundial es una de las instituciones que más promueven los contratos, en regiones como Africa, en cuanto vía para modernizar la agricultura. Sin embargo, es evidente que estos esquemas no se han establecido en
áreas pobres sino en aquellas con tierras de calidad y mayormente con productores comerciales (Xxxxxx 2000:78-79).
Otros autores sostienen que los contratos de producción podrían tener un efecto negativo sobre la pequeña agricultura, pues los productores son forzados a trabajar de manera más intensiva y extensiva utilizando para ello la mano de obra infantil y femenina; la última apoyada en desigualdades de género (Xxxxxxx (1993)
Para Xxxxx, en América Latina el convenio es visto como un intercambio que esconde las desigualdades entre productores y agronegocios. El autor argumenta que el contrato como una forma legal es un intento por naturalizar una desigual relación social y representar que tal asimetría es justa. Tal representación construida por los productores podría ser “el arma del débil” que podría cuestionar la legitimidad de la extracción del excedente que subyace al pacto y podría colocar en duda los términos básicos de la relación (Xxxxx, 1988:33).
Xxxxx (1988) sostiene que la concentración de la tierra, la degradación ambiental, ingresos inciertos, endeudamiento, reducción de la producción de alimentos básicos y precios locales crecientes de los alimentos, son algunos de los efectos negativos de los contratos.
Para otros estudiosos, el impacto del contrato en los pequeños productores depende de su capacidad de negociación, la que parcialmente está relacionada con su grado de organización, ya que esto puede incrementar su poder de negociación así como mejorar su control sobre la tierra y el agua. Su capacidad negociadora también está vinculada a la experiencia en tratos con la agroindustria (Xxxxxx and Xxxxxxx-Xxxxxx 1997) y al grado en que los productores dependen financieramente del cultivo bajo acuerdo (Xxxxxxxxx 1985).
La organización de los productores puede contribuir a una mejor distribución de los beneficios de los contratos, sobre todo si son pequeños y están dispersos, puesto que permite ofrecer un volumen mínimamente atractivo para la empresa, aprovechar economías de escala (compra de insumos, maquinaria y equipo, obtención de crédito), disminuir los costos de transacción y mejorar la capacidad negociadora (CEPAL 1996: 7).
En el caso mexicano, Marsh y Xxxxxxx sostienen que los productores pequeños enfrentan grandes obstáculos para producir frutas y vegetales. Los autores manifiestan que hay más factores de “expulsión” que de “atracción” en el contexto del ajuste estructural y la liberalización de los precios de los granos. Hay pocos factores de “atracción”, porque la investigación en frutas y vegetales es pequeña, la extensión agrícola muy limitada, los precios de los insumos elevados, restricciones crediticias y pocos actores “honestos” que promuevan el cambio (1998:288)”. Los dos autores sostienen que puede ser riesgoso para los productores trabajar con intermediarios, porque se han presentando muchos casos de estafas por medio de cheques falsos (ibid:289).
II. 1Contexto
El Bajío es un conjunto xx xxxxxx interconectados situado a unos 300 Xx. xx xx Xxxxxx xx Xxxxxx, xxxxxxxxxxxxxx xx xx xxxxxx xx Xxxxxxxxxx, con más de 400,000 ha. de tierras xx xxxxx. Esta región se ha caracterizado, desde principios de los ochenta, por tener un creciente proceso modernizador hortícola exportador de productos frescos y congelados, el que ha reforzado el mosaico de actividades agroindustriales característico de la zona, consistente en la producción de
harina xx xxxxx, lácteos, carnes, alimentos balanceados y conservas de alimentos destinados al mercado interno (Xxxxxxx 1997 y 1998).
El brócoli es la principal materia prima en la agroindustria de congelados. Es una hortaliza originaria del Mediterráneo que fue introducida en Estados Unidos en 1925 (Xxxxxxx 1994), caracterizada por ser de ciclo corto (120 días), requerir clima frío y fresco, razón por la cual puede cultivarse todo el año en El Bajío –aunque en el verano existe el problema de la pudrición, por el exceso de humedad-, demandar entre 80 a 100 jornales/ha, un requerimiento elevado de agua de xxxxx xx xxxx profundo y alrededor de US 2,000-25000/ha2 para financiar los costos de producción. La superficie actual de cultivo de brócoli-coliflor es de 30,000 ha. en El Bajío y las exportaciones a Estados Unidos, el principal mercado de destino, según información de USDA, alcanzaron los US $167 millones en 1999.
La historia del empaque de congelados se remonta a 1967, cuando la empresa Birds Eye, perteneciente a General Foods, convirtió en congeladora una deshidratadora ubicada en Xxxxxxxxx Xxxxx e inició la exportación de brócoli y coliflor congelados. Años después, algunos horticultores que abastecían de brócoli y espárrago a las transnacionales, al capitalizarse y contar con experiencia en el cultivo decidieron buscar una mayor participación en el valor agregado a través de sus propias empacadoras, surgiendo de este modo otras empresas como Covemex (1979), Xxx Xxxx (1980,) y Productos Frugo (1982). En 1982, otra gran empresa transnacional, Gigante Verde, se estableció en Irapuato y en los años posteriores se instalaron otras empacadoras: Exporhort (1986), Vegetales Congelados Irapuato (1987), Expor San Xxxxxxx (1990), y la Xxxxxxxxx xx Xxxxxxx (1990) (Xxxxxxx y Xxxxxxx 1992).
En relación a los contratos de producción, existen tres tipos de empresas: las que se abastecen con su propia producción, las que recurren a los contratos y las que combinan las dos prácticas anteriores (Xxxxxx 1998). Cuatro empresas, Xxx Xxxx, Export San Xxxxxxx, Gigante Verde y Birds Eye son las más importantes en cuanto a superficie contratada, abarcando en conjunto el 89.4% de las 18,350 ha. cultivadas bajo esa modalidad en 1999 (Xxxxxxxx 2000). La primera es de capital mixto, la segunda de capital nacional y las otras dos de capital transnacional.
En las dos últimas décadas, el sector de congelados ha registrado importantes transformaciones. Entre ellas, se expandió el número de empresas así como la capacidad instalada, aunque se reforzó la estructura oligopólica de la industria ya que dos empresas, una de capital mixto y otra de capital nacional, controlan cerca del 50% de la capacidad instalada. Ambas empresas, además, han desplazado de los primeros lugares a las competidoras transnacionales, según la capacidad instalada, empleo, superficie cultivada (Xxxxxxx, en prensa). El sector mexicano de congelados se ha constituido, de lejos, en el principal abastecedor de brócoli y coliflor congelados a Estados Unidos aportando más del 80% del valor y volumen total importado por dicho país (Ver cuadro 1). Los cambios de tipo cualitativo son la diversificación de la materia prima, pues si bien el brócoli y la coliflor siguen siendo las principales materias primas se han introducido otras hortalizas (zanahoria, col de Bruselas, pimiento, espinaca, ejote, chícharo chino, calabaza y espárrago verde); el incremento en la participación del valor agregado, pues ahora no sólo se exporta producto a granel sino en diversas presentaciones que significan un avance relativo en la cadena de comercialización; finalmente, Estados Unidos se mantiene como el principal mercado de destino, pero lentamente la oferta se está diversificando al exportar a Japón, Alemania (Xxxxxxx, en prensa).
2 En febrero del 2001, el tipo de cambio promedio compra-venta fue de 1dólar = 9.705 pesos.
Cuadro No. 1:Estados Unidos: Importaciones de brócoli congelado (*)
1989 | 1999 | 1989 | 1999 | |
Valor (U$ Millones) | Valor (U$ Millones) | Volumen (Miles toneladas) | Volumen (Miles toneladas) | |
México | 86.5 | 138.1 | 148.2 | 212.5 |
Guatemala | 5.2 | 24.3 | 7.7 | 31.4 |
Canadá | 0.9 | 6.4 | 2.9 | 12.3 |
Otros | 0.9 | 0.8 | 1.0 | 1.2 |
Total | 93.5 | 169.6 | 159.8 | 257.4 |
(*): Incluye brócoli fresco y coliflor fresca y congelada. Fuente: FATUS/USDA
El auge en las exportaciones mexicanas responde a un fuerte incremento en el consumo de brócoli por parte de los consumidores estadounidenses preocupados por ingerir alimentos saludables, pues esta hortaliza, al igual que la coliflor, de acuerdo a estudios médicos realizados, tiene propiedades preventivas del cáncer xx xxxxx (USDA 1999). La creciente demanda pudo ser satisfecha por la oferta mexicana, la cual presenta costos menores debido al bajo precio de la mano de obra utilizada en el corte manual, tanto en la cosecha como en el empaque, aunque debe reconocerse el rol de las transnacionales en el impulso de notables innovaciones tecnológicas que han permitido incrementar la productividad agrícola (Xxxxxxx y Xxxxxxx 0000; Xxxxxxx 1998). Otro factor importante ha sido la devaluación del tipo de cambio en las últimas dos décadas (Xxxxxxx y Xxxxxxx 0000; Schwentesiuss Xxxxxxxxx y Xxxxx Xxxx 2000).
Desde los ochenta, esta actividad agroindustrial se ha beneficiado de incentivos tributarios y arancelarios establecidos por el gobierno federal para apoyar la actividad exportadora. A través de los programas Maquila, ALTEX (empresas altamente exportadoras) y PITEX (Programa de importación temporal para producir artículos de exportación), las empresas congeladoras tienen facilidades aduaneras, devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA), exención de impuestos a la importación de insumos, maquinaria y equipo utilizado en la producción de los bienes exportados (Xxxxxxxx 1998). Otra forma de reducir la carga impositiva ha sido la integración vertical, al establecerse legalmente la declaración de impuestos en el ámbito agrícola, actividad que hasta los ochentas no pagaba impuestos. Actualmente esta situación ha cambiado, pero el nivel de impuestos es menor al de otras actividades (Xxxxxxx y Xxxxxxx 1992).
La firma y posterior entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), entre México, Estados Unidos y Canadá, también ha significado un estímulo para la industria de congelados en el Bajío, debido a que se acordó que Estados Unidos reduciría progresivamente, durante un decenio, el arancel del 17.5% vigente en 1993 para las importaciones provenientes de México. De este modo, en el 2003, las exportaciones mexicanas de brócoli congelado estarán libres de arancel (Xxxxxxx y Xxxxxx 1995; Xxxxxxxx 1998). Asimismo, la perspectiva de un acceso exento de impuestos al mercado norteamericano y el crecimiento de las importaciones han impulsado un flujo de inversiones, principalmente en forma de “joint venture”, dirigido sobre todo hacia la adquisición de maquinaria y equipo de empaque, y en menor medida para apoyar la actividad productiva agrícola, de acuerdo a entrevistas de campo realizadas.
Actualmente esta actividad productiva, a nivel agrícola, presenta un problema fitosanitario serio, la presencia de la Palomilla Dorso de Diamante3 agravada desde mediados de los ochenta por la intensificación del cultivo y el uso exclusivo de agroquímicos para su control. Esta situación es delicada para la agroindustria en su conjunto, porque la presencia de larvas del insecto por encima del nivel de tolerancia determina el rechazo del producto congelado en los Estados Unidos, como ocurrió a fines de los ochenta. Por esta razón, se estableció una coordinación entre el sector privado y ciertas instituciones gubernamentales que dio lugar en 1992 al establecimiento del Manejo Integrado de Plagas (MIP), el cual, desde una concepción sistémica incluye el control biológico, químico, legal y cultural. Esta nueva estrategia conlleva la utilización de enemigos naturales del insecto, la racionalización del control químico, el mismo que se debe aplicar según el ciclo de desarrollo del insecto y la población del mismo; el establecimiento de épocas de veda para la siembra y trasplante; y prácticas culturales, entre ellas la eliminación de la soca del cultivo anterior y la rotación de cultivos (Xxxxxxx Xxxxx, Xxxxx Xxxxxxx 1996; Xxxxxx 1998). Finalmente, el control legal implica el establecimiento de una veda temporal en las cuatro zonas productoras de brócoli: El Bajío (varios municipios de Guanajuato y Querétaro), norte de Guanajuato, sur y centro de Querétaro.
Los productores de brócoli, ya sean pequeños propietarios o ejidatarios, no están organizados como horticultores, razón por la cual todas las negociaciones con las empresas son individuales. Esto les impide contar con mayor capacidad de presión ante las empacadoras, aprovechar economías de escala y disminuir los costos e transacción. Las empacadoras, por el contrario, pertenecen a la Asociación de Procesadores de Frutas y Vegetales en General, A. C. fundada en 1987 con la finalidad de encontrar alternativas a los problemas que aquejan a la industria. Esta organización cuenta con un Comité Técnico, en el que participa el gerente de agricultura de cada una de las procesadoras, y que concentra sus esfuerzos en hallar soluciones a los problemas agronómicos del brócoli, principalmente los relativos a la proliferación del Dorso xxx Xxxxxxxx
Otro problema de la actividad es la escasa oferta de mano de obra en algunas épocas del año, sobre todo cuando se realizan actividades manuales, como trasplante y cosecha (Xxxxxx 1998). Esto se debería a un crecimiento de la migración internacional y al incremento de la demanda de mano de obra por parte de las maquiladoras de ropa (Xxxxxxx en prensa).
II.2 Los contratos de producción.
En esta sección del informe se presentan los aspectos centrales de los contratos de producción en la agroindustria de hortalizas congeladas. Sin embargo, previamente es importante tratar de precisar el perfil de los productores.
¿Cuál es el universo de productores de brócoli? ¿Qué características sociodemográficas básicas presentan? ¿Cuáles son sus rasgos productivos? ¿Cuáles son sus demandas? Lamentablemente no se puede responder a estas interrogantes por la carencia de estudios específicos, razón por la cual no se conoce con precisión el número y características de estos productores. Lo mismo ocurre
3 El Dorso xx Xxxxxxxx es uno de los insectos más complejos que atacan el cultivo del brócoli y su control implica elevados costos de producción, además de realizar una estricta utilización de químicos, determinado por el desarrollo del insecto. Si no se tiene un buen control de esta plaga se puede incurrir en pérdidas económicas y un rechazo por la mala calidad de producto. Además de la Palomilla se han unido otros insectos como el falso mediador y pulgones, provocando una merma significativa en la producción, para solucionar este problema se han utilizado tanto insecticidas químicos, como biológicos, pero el problema aún persiste (Xxxxxxx Xxxxx y Xxxxx Xxxxxxx 1996.
con las estadísticas básicas de producción, superficie, rendimiento, pues las estadísticas agrícolas mexicanas no presentan información confiable de este tipo sobre el brócoli ni respecto a las hortalizas en general, no obstante su importancia económica y social. Las propias estadísticas de siembras son inexactas ya que la institución gubernamental encargada de realizar las estimaciones no cuenta con el personal necesario para realizar su labor a cabalidad, situación que se complica, además, porque el cultivo es estacional y puede sembrarse en dos a tres ciclos por año4.
El número de productores contratados por las empresas para cultivar brócoli oscilaría entre 600 y 800 (CEPAL 1996, Xxxxxxxx 2000). No hay estimaciones sobre el tamaño promedio de las explotaciones agrícolas, si bien hay una tendencia a contratar a los productores más grandes. Una empresa hace tres años manejaba una cartera de 70 a 100 proveedores con un tamaño promedio de 50 ha., aunque debido a que un productor tenía alrededor de 1000 has, la media no era representativa.
De acuerdo a entrevistas realizadas, más de las dos terceras partes de los productores de brócoli contratados por la empresa estudiada serían pequeños propietarios (o privado) y el tercio restante ejidatario. Mayormente estos productores tienen una baja escolaridad, la cual sólo llega hasta la educación primaria; presentan una experiencia importante en el cultivo (más de 4 años) y todos, con escasísimas excepciones, son hombres.
Los criterios utilizados por las empresas para seleccionar a los productores contratados son:
1. Solvencia moral. Se exige que los productores tengan un historial limpio, que hayan cumplido los contratos, sin desviar el producto ni tengan adeudos con la firma. Para esto, cada empresa, averigua los antecedentes del productor en el COTECO (Comité técnico de las congeladoras), el mismo que maneja una lista informal de agricultores “conflictivos”; además, en un medio en el que se cultiva masivamente brócoli desde hace más xx xxxx años, “todo el mundo se conoce”, así que las empresas rápidamente pueden averiguar los antecedentes de un productor en particular, para decidir si lo contrata o no, con el fin de reducir el riesgo de incumplimiento del contrato.
2.Solvencia económica. Disponibilidad de tierra con suficiente agua xx xxxx, maquinaria y capacidad financiera;
3.Escala de operación. Se prefiere a productores grandes, con el fin de no incurrir en altos costos de transacción al suministrar mayores servicios, en términos absolutos y relativos, a los productores más pequeños.5 De acuerdo a la práctica de cada empresa, el mínimo puede ser 20
4 Esto hace que sea más confiable estimar el volumen y la superficie cosechada anuales a partir de las exportaciones de brócoli a Estados Unidos, el principal mercado de destino, suponiendo un nivel promedio de rendimiento en campo.
5 Entendidos como los costos adicionales en los que debe incurrir un agente para asegurar que el bien o servicio adquirido corresponda en mejor medida a sus necesidades o expectativas (CEPAL 1996b: 26). El caso del brócoli congelado en el Bajío puede ilustrar esta problemática, pues en los ochenta una empresa agroindustrial optó por reemplazar a un determinado número de campesinos por un reducido número de grandes agricultores, porque los primeros requerían de mayores visitas al campo para la asistencia técnica; al no tener teléfono se encarecía la comunicación; demandaban la renta o préstamo de una mayor cantidad de maquinaria especializada; solicitaban préstamo de capital de explotación; era necesaria una mayor vigilancia respecto al uso de los pesticidas; enviaban pequeños volúmenes de producción que implican mayores tiempos de descarga y pesaje e implicaban incurrir en mayores costos de administración y contabilidad dado el mayor número de transacciones (CEPAL 1996a: 27; Marsh y Xxxxxxx 0000: 296-297).
has o 50 ha. Sin embargo, Xxxxxx (1998), sostiene que debido al crecimiento de la superficie sembrada en la última década, las empresas han flexibilizado este criterio con el fin de contar con materia prima suficiente, incorporando con tal fin a productores más pequeños, siempre y cuando sean cuidadosos en el manejo del cultivo, asegurando de esta forma, buenos rendimientos. Así, se puede encontrar productores contratados, ya sea ejidatarios o pequeños propietarios, con una o dos hectáreas. No obstante, los ejidatarios tienen menos posibilidades de ser seleccionados ya que tienen una fuerte restricción en la disponibilidad de suficiente agua xx xxxx, debido a que este servicio se comparte con otros socios del ejido, en un contexto de escasez de agua subterránea en El Bajío por la grave sobreexplotación de los acuíferos, aspecto que se tratará posteriormente.
II.2.1 Tipos de contratos
Todos los arreglos son formales, con base en contratos escritos entre empresa y productor registrados ante un notario público. En función a la capacidad económica y técnica del productor se pueden establecer dos tipos de contratos: con servicios y sin servicios, variando también, por consiguiente, el precio pactado.
¿Cuáles son las características del contrato? Ya que el acuerdo “con servicios” es mucho más frecuente que el “sin servicios”, el primero servirá de base para describir la estructura del mismo.
Los contratos “con servicios” contienen las siguientes partes: 1) Referencias legales de cada parte respecto a la propiedad (de la empresa y del terreno) y a las facultades para establecer una relación contractual, así como los respectivos domicilios; 2) Obligaciones de las partes, comprometiéndose la empresa a suministrar determinados servicios (maquinaria y equipo, agroquímicos, fertilizantes, entre otros), a comprar toda la producción a un precio específico, según la calidad del producto, al pago de adelantos semanales. El agricultor se compromete a transplantar, cultivar y cosechar el brócoli en la superficie acordada en el predio ubicado a cierta distancia de la empacadora (según un croquis adjunto); a seguir todas las indicaciones técnicas que el personal autorizado de la empresa le señalen para el manejo del cultivo y la aplicación de los agroquímicos; a utilizar solamente las plántulas o semillas proporcionadas por la firma y seguir las indicaciones de ésta para el transplante; a vender todo su producto al agronegocio al precio concertado y entregándolo en las instalaciones del empaque, el mismo día de la cosecha; 3) Aspectos referidos a la calidad del producto y a situaciones de incumplimiento del contrato, los que frecuentemente devienen en situaciones conflictivas, respecto a las cuales la empresa puede tomar acciones legales.
El contrato trae además, varios anexos que sirven para precisar las calidades del brócoli, así como los parámetros para aceptar o rechazar el envío. Las empresas han establecido dos calidades (Grado I y Grado II) y por tanto, dos niveles de precios. El Grado I se aplica a floretes compactos típicos, de color característico, con diámetros y longitudes máximas, libre de manchas, daño mecánico, cortes oxidados o secos, floretes amarillos que afecten la apariencia y calidad del producto. El Grado II se diferencia del anterior básicamente, en el color (verde claro) de los floretes, los cuales están ligeramente desarrollados, y en una mayor longitud de los tallos. A manera de ejemplo, un funcionario manifestó que su empresa consideraba que el brócoli de Grado I no debe ser inferior al 80% del envío, el de Grado II no debe superar el 7% y los defectos por daño mecánico, amarillo, presencia de hongos, pudrición, exceso de longitud, entre otros, el 13% restante.
.
Bajo esta modalidad contractual las empresas cubren más del 40% del costo de producción total sin garantías prendarias y sin interés alguno. El funcionario de la empresa entrevistada enfatizó que la tasa de interés es nula y que su organización suministra los insumos a precios menores, resultantes de comprarlos al por mayor.
Como la agroindustria requiere que el productor siga rigurosamente las recomendaciones sobre el manejo del cultivo para asegurar la calidad del producto (especialmente en la aplicación de agroquímicos autorizados), ha establecido un estricto sistema de supervisión sobre el productor, por medio de un asesor que da asistencia técnica gratuita en no más de 300 ha. por ciclo, en lo referente a las labores culturales y al manejo de plagas Este es evaluado por la empresa de acuerdo a los resultados obtenidos en cantidad y calidad, en los lotes bajo su supervisión. El asesor visita las unidades de producción con una frecuencia directamente proporcional al tamaño de la unidad (hasta cuatro veces por semana en una explotación grande) y también a la fase del cultivo (Xxxxxx 1998).
El acuerdo “sin servicios” se refiere a un acto una compra-venta. El productor sólo recibe las plántulas necesarias para la siembra y puede obtener un precio mayor por la materia prima, al no tener obligaciones financieras con la empresa y no presentar costos de transacción6. Sin embargo, debe ceñirse a las especificaciones establecidas por la empacadora respecto a la calidad. En general, este tipo de pacto se suscribe con agricultores grandes, mayormente pequeños propietarios, con capacidad económica, experiencia en el cultivo y en la aplicación de los pesticidas autorizados por la Enviromenmental Protection Agency de Estados Unidos (EPA).
En síntesis, los contratos suscritos entre los agronegocios y los productores son formales, muy detallados y pueden abarcar desde la compra-venta hasta la gestión de la producción.
II.2.2 Principales diferencias entre las partes y mecanismos de resolución
Las dificultades más frecuentes están relacionadas con la determinación de la calidad y el precio y, en menor medida, con respecto al pago de deudas debido a siniestros (heladas, sequías). Es muy raro que haya alguna molestia respecto a la regularidad de los pagos, que son semanales.
Un funcionario de una de las más grandes empacadoras sostuvo que su firma busca que por medio del contrato “todos ganen, que gane la empresa y gane el productor”. Por tal razón, afirmó que la evaluación era un proceso transparente y que el productor podía estar presente en ese momento. Si este quedaba inconforme con el resultado podía realizarse el “rechequeo”, que se consideraba como válido en caso que diera como resultado un incremento del Grado I no menor al 5%. Para esto, la empresa tenía como criterio los antecedentes del productor (cumplimiento de los acuerdos, de deudas, calidad del producto entregado en anteriores oportunidades). En caso de que la nueva evaluación arrojara un resultado inferior al anterior, prevalecía este último.
Sin embargo, los productores tienen una percepción diferente y sostienen que “las empresas nunca pierden, el que pierde es el productor”, pues según su punto de vista las firmas realizan una clasificación arbitraria que no se modifica a pesar de sus reclamos. En general, su opinión es que las empacadoras califican como de Grado I una proporción del envío menor que la debida. Sostienen además, que los criterios para determinar la calidad de la materia prima se flexibilizan o endurecen en función de la demanda internacional. Un productor con menos de 21 ha, manifestó que cuando las empacadoras necesitan abundante materia prima el examen no suele ser
6 A fines del 2000, una empresa pagaba 2.75 pesos/kg. de brócoli y 2.55 pesos/kg., según correspondiera al contrato “sin servicios” o “servicios”.
muy estricto, pero cuando la situación xxx xxxxxxx internacional es opuesta la evaluación es muy rígida, creciendo el porcentaje de rechazo a 30-40% y además, como ocurrió en el 2000, se suprime unilateralmente el Grado II. Otros dos productores que cultivan 220 y 60 ha de brócoli, manifestaron que solamente aquéllos con más de 100 ha. podían tener éxito en sus reclamos sobre la evaluación del brócoli, dado su mayor poder de negociación. El precio es la otra causa de aspecto de malestar para los productores, quienes destacan la inconveniencia de los pagos en pesos y no en dólares y, además, la insuficiencia de los reajustes en los mismos teniendo presente el incremento de los costos de producción. El año pasado, una empresa pagaba 2.75 pesos/Kg por brócoli de Grado I y 0.30 pesos por brócoli de Xxxxx XX.
La agroindustria sostiene que hay una contracción de los mercados internacionales, que los precios del producto terminado se mantienen estables en Estados Unidos y que hay un retraso en el tipo de cambio que la perjudica. Los dos aspectos mencionados, calidad y precio, son los más conflictivos, ya que para los productores son decisivos en los niveles de sus ingresos netos. El porcentaje de Grado I asignado por la empresa a sus cosechas, determina la cantidad de producción con calidad de exportación. Ante precios ciertamente estancados, en condiciones promedio de eficiencia, la única posibilidad de lograr un resultado económico favorable, es obtener una buena evaluación de la producción (10-12 tn/ha de calidad exportable).
Se puede ver que este problema tiene por lo menos tres aspectos. Primero, es evidente que los reclamos de los productores están relacionados con un descenso de la rentabilidad, ya que en Estados Unidos la demanda de brócoli congelado está estancada y los precios tienen una tendencia similar (USDA 1999), situación agravada con la expansión de la superficie cosechada en México de 9,800 ha a mediados de los ochenta a 30,000 ha., en la actualidad (Xxxxxxx, en prensa). Por tanto, los márgenes de rentabilidad ya no son los de una década atrás, en que los productores y las agroindustrias podían lograr ganancias considerables, debido a que la demanda internacional crecía significativamente.
Por otro lado, es evidente una gran asimetría entre ambos actores. Las empacadoras tienen manejo de información actualizada de los mercados, disponen de medios financieros, asistencia técnica y constituyen los únicos mercados para los horticultores7. Estas empresas actúan en una situación de monopsonio frente a una multitud de productores que negocian individualmente con ellas. Este es un aspecto relevante, pues los productores, en tanto horticultores, no tienen una organización que agregue sus demandas y los apoye en la negociación con las empacadoras. Sin embargo, como plantea CEPAL (1996ª), hay que considerar los costos de transacción para tener una aproximación más equilibrada de las relaciones entre empacadoras y agricultores.
El contrato no presenta ningún procedimiento para solucionar, de manera equilibrada, las diferencias entre las partes, más allá de las instancias legales del caso. Respecto a las inconformidades por la calidad, el productor puede solicitar un “rechequeo”, es decir, una segunda evaluación. Pero este procedimiento no es muy frecuente, porque en época de cosecha los productores no tienen tiempo para ir a la empacadora al estar muy ocupados tratando de organizar eficientemente el corte.
Por tal razón, la solución de las diferencias depende de la discrecionalidad de la empresa, excepto cuando la contraparte es un productor de gran tamaño que tiene una mayor capacidad de presión debido al volumen de producto que entrega a la empacadora, que no presenta menores costos de transacción y que puede lograr una mejor evaluación de sus entregas.
7 El mercado nacional es muy restringido y rápidamente se satura.
III. La agroindustria de frescos
III.1 Contexto8
En México, el empaque xx xxxxxxxxx verde fresco es una actividad agroexportadora no tradicional intensiva en mano de obra (150 jr/ha/año), en capital circulante y disponibilidad de agua limpia xx xxxx profundo. El país se ha constituido en el principal abastecedor xx xxxxxxxxx fresco en Estados Unidos, exportando 114.5 millones en 1999, el 58% del total importado por dicho país (Ver cuadro No. 2). El Bajío, con sus 5,000 ha de tierras de cultivo, se ha caracterizado por ser un importante exportador de este producto en el verano.
El espárrago es un cultivo permanente, con una vida comercial de aproximadamente 10 años, que debe esperar dos años antes alcanzar su desarrollo óptimo, razón por la cual no se puede cosechar normalmente durante esta etapa. Los cortes en el primer año no deben exceder de los 25- 30 días; en el segundo los 40- 45 días y en el tercero, en el que el espárrago ya está en su xxxxxxx xxxxxxxxx, xxx 00- 00 días. Esta particularidad hace vital la disponibilidad de financiamiento para empezar a cultivarlo (US $2,200- 2,300/ ha en el primer año, y US 2000 a partir del segundo).
El inicio del cultivo xx xxxxxxxxx en la región se remonta a los sesenta, con el establecimiento de empresas de enlatados, entre ellas Del Monte, Campbell's, Soup, Xxxxx, Xxxxxx, que buscaban producir conservas con mano de obra barata para abastecer a los atractivos mecados urbanos internos del país. Del Monte Corporation, instalada en Irapuato en 1960, tenía como principal problema el acceso a la tierra para abastecerse de materia prima (espárrago, chícharo y elote dulce), pues por razones legales, este recurso no podía estar en manos de extranjeros. La solución fue el establecimiento de contratos de producción, bajo condiciones que le aseguraban un control de la producción, con el establecimiento de paquetes tecnológicos (semillas, fertilizantes, riego y control fitosanitario). Además, proporcionaba crédito y maquinaria a los productores. Xxx Xxxxx xxxxx productores de tamaño considerable para reducir sus costos de transacción. En 1964 decidió decide asociarse con un grupo de 21 productores con un tamaño promedio de 50 ha. y en 1977 con 110 agricultores con un tamaño medio de 125 ha. (Xxxxxxx y Xxxxx, 1983). Estos agricultores se vieron beneficiados con la articulación, al obtener incrementos significativos en la productividad e ingresos y con el tiempo se capitalizaron, dando como resultado su expansión y diversificación productiva.
El tránsito hacia la exportación xx xxxxxxxxx fresco se dio en los ochenta, pues la industria mexicana de enlatados atravesaba una fuerte crisis (incremento de los costos internos y conflicto con los productores agrícolas debido a su negativa a incrementar los precios pese a los significativos niveles de inflación existentes). En este contexto, los productores del Bajío decidieron incursionar en la exportación xx xxxxxxxxx blanco fresco, siguiendo los pasos de los productores sonorenses. Sin embargo, surgieron nuevos problemas, entre ellos, la falta de un buen conocimiento del manejo poscosecha, considerando la perecibilidad del producto; desconocimiento de los pesticidas permitidos por la legislación norteamericana; descoordinación de la época alta de cosecha y de la demanda, debido a que se abastecía el mercado estadounidense en Semana Santa, periodo demasiado corto como para absorber la mayor parte de la producción, porque la plantación apenas estaba en su fase creciente de productividad.
Estas dificultades fueron superadas gracias a la presencia de una comercializadora que ya operaba en Sonora, la cual proporcionó asistencia técnica en el manejo agronómico y poscosecha, y
8 Este apartado está basado en Xxxxxxx 1999.
aseguró un mercado para el espárrago verde fresco en Estados Unidos, durante el verano. Hasta mediados de los ochenta, el empaque xxx xxxxxxxxx verde fresco en el Bajío se llevaba a cabo en las instalaciones de uno de los miembros de una asociación “informal” formada por los productores. Posteriormente, los de mayor capacidad económica se fueron independizando y construyeron sus propios empaques. En la actualidad existen 5 empacadoras abastecidas por unos 70 productores, aunque el líder de la producción y empaque está asociado con el 50% de estos productores y controla cerca de las dos terceras partes de las exportaciones.
De esta forma, El Bajío se constituyó en el principal abastecedor xx xxxxxxxxx fresco de Estados Unidos entre junio y septiembre, y en parte de un mercado global, pues en el resto del año, dicho país es abastecido por otras regiones mexicanas: La Paz (Baja California) entre noviembre y diciembre, Caborca (enero a marzo) y otros países, entre ellos Perú (octubre-diciembre).
Cuadro No. 2:
Estados Unidos: Importaciones xx xxxxxxxxx fresco (*)
1989 | 1999 | 1989 | 1999 | |
Valor (US$ millones) | Valor (US$ millones) | Volumen (Miles toneladas) | Volumen (Miles toneladas) | |
México | 14.3 | 66.3 | 12.4 | 36.8 |
Perú | 1.5 | 38.7 | 0.8 | 23.3 |
Chile | 2.6 | 3.1 | 1.9 | 3.2 |
Otros | 0.9 | 6.2 | 0.7 | 3.0 |
Total | 19.3 | 114.3 | 15.8 | 66.3 |
(*): Incluye espárrago procesado Fuente: FATUS/USDA
El Tratado de Libre Comercio ha significado una gradual reducción de los aranceles a la importación xx xxxxxxxxx verde en Estados Unidos. Este subsector, también se ha visto beneficiado por los apoyos arancelarios y tributarios establecidos por el gobierno federal para impulsar la exportación, aspecto que se explicó al tratar el caso de las hortalizas congeladas.
En el área agrícola, los apoyos gubernamentales son nulos, con excepción de aquellos destinados a la tecnificación xxx xxxxx donde se promueve la instalación xx xxxxx por compuerta y por goteo.
Finalmente, empieza a presentarse un problema de escasez de mano de obra, razón por la cual los productores grandes iniciaron hace unos años atrás, el reclutamiento y el transporte de mano de obra procedente de Veracruz y Oaxaca, a la que le brindan comida y alojamiento, y le pagan 520 pesos/ 6 días.
III. 2 Los contratos de producción en las hortalizas frescas
III.2.1 Tipos de contratos
En este giro productivo existe sólo un convenio informal basado en la “confianza”, sin la mediación de documento firmado alguno. El contrato es de compra–venta y se establece con anterioridad a la cosecha en una reunión convocada por la empresa, en la que se explica a los productores la duración de la temporada, las necesidades de abastecimiento y la situación xxx xxxxxxx internacional.
En esa conversación se establece el precio base o de “garantía” a pagar en el ciclo por el espárrago entregado por los productores. La empresa paga en dólares/ Kg., (US $ 1.8/ Kg) de acuerdo a la cotización promedio xxx xxxxxxxxx verde fresco en el mercado internacional y si al final de la temporada los precios son mayores, se paga la diferencia al productor.
La empresa no da ningún anticipo para comprar agroquímicos ni presta maquinaria -como sucede en los contratos “con servicios” en el brócoli- sólo suministra plántulas que deben ser pagadas, y asesoría técnica gratuita. Los pagos son semanales.
La clasificación se realiza de acuerdo a estándares muy específicos de longitud, diámetro, color, grado de maduración. Para esto se toma una muestra de 2 kg de las cajas enviadas por un abastecedor determinado. En general, la evaluación se realiza en ausencia de éste.
III.2.2 Principales diferencias y mecanismos de solución
Los productores entrevistados tienen percepciones muy diferentes de los problemas en su relación con la empresa. Los pequeños propietarios sostuvieron que los problemas giran alrededor de la clasificación de la materia prima en el “grado pagable”, es decir, de exportación. Generalmente, la proporción de buena calidad es del 50-60% del volumen entregado a la empresa. Como en el caso del brócoli, los productores afirmaron que el procedimiento no es transparente y el resultado queda a voluntad de la empresa. Usualmente, el productor espera el resultado de la clasificación y si no cubre sus expectativas, solicita que se le haga otra evaluación en su presencia. Uno de los entrevistados sostuvo que en realidad el volumen de calidad exportable es 5 a 10% mayor, pero que la empresa no lo reconoce como tal beneficiándose de este porcentaje rechazado, que en realidad es materia prima de buena calidad9.
Los ejidatarios, en cambio, mostraron una percepción opuesta sobre los tratos con la empacadora, pues tienen una buena evaluación del contrato, al sostener que la empresa actuaba honestamente al pagarles puntualmente cada semana. Para ellos, la calificación xxx xxxxxxxxx entregado era razonable y basada en criterios claros (longitud, diámetro, color, grado de maduración). Cada semana la compañía da a cada uno un reporte escrito sobre la cantidad y calidad xxx xxxxxxxxx recibido (Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000)10. Esta opinión podría explicarse considerando que los ejidatarios han empezado a cultivar espárrago desde poco tiempo antes, obteniendo resultados económicos mucho más positivos que con los granos, por lo que enfatizan el rol de la empresa como un mercado seguro, con precios relativamente estables y como proveedora de asistencia técnica gratuita.
De acuerdo con los pequeños propietarios, los precios se estaban tornando también en un problema por el retraso cambiario y el escaso dinamismo de la demanda internacional. Otro aspecto que incide negativamente en los precios es la falta de coordinación entre las diversas empacadoras, pues según un gran productor (100 has. xx xxxxxxxxx), todas ellas compiten entre sí, de manera desordenada, por colocar sus productos en la frontera, lo cual hace que bajen los precios al ser el mercado muy sensible al comportamiento de la oferta.
9 Este productor, que tiene una considerable experiencia en tratos con agroindustrias hortícolas diversas, enfatizó que esta práctica es extensible a las empresas congeladoras hortícolas.
10 Este trabajo presenta un análisis minucioso de los contratos entre pequeños productores y agroindustrias para el caso xxx xxxxxxxxx verde y entre un gran productor y pequeños productores en el caso de la zanahoria. En ambas situaciones, los productores eran ejidatarios..
En este giro tampoco existen instancias para la solución de diferencias. Los productores grandes, por su mayor capacidad de negociación, pueden estar presentes en el momento de la clasificación para verificar la calidad del producto entregado y reclamar en caso de que consideren injusto el resultado. Otra vez, como en el giro de los congelados, los resultados de la negociación quedan a la discrecionalidad de las empresas. En este sentido, si no existe suministro de servicios y por tanto, no hay costos de transacción, el comportamiento de la empresa tendría su explicación básicamente en su carácter monopsónico frente a un grupo reducido de abastecedores desorganizados.
IV. Los efectos socioeconómicos y ambientales de los contratos.
Los contratos analizados tienen un impacto de distinto signo según se trate de aspectos socioeconómicos o ambientales.
IV.1 En el acceso a los mercados internacionales
Es indudable que las agroindustrias de hortalizas frescas y congeladas se han convertido en los vehículos que permiten a los respectivos horticultores vincularse de manera estable con mercados globales que sin la mediación de las empacadoras serían inaccesibles para ellos, dada la ausencia de apoyos gubernamentales. Si bien las exportaciones mexicanas son estacionales, tratándose xxx xxxxxxxxx fresco y anuales, en el caso del brócoli congelado, ambos tipos de productos son parte de la dieta de los consumidores estadounidenses.
Un ejidatario estaba agradecido al empresario que les propuso asociarse en 1993 para sembrar espárrago debido a su alta rentabilidad, sosteniendo que dicha oferta “les había abierto los ojos” (Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000).
IV.2 En el progreso técnico.
La articulación de los productores con las empresas exportadoras ha posibilitado a los primeros acceder a innovaciones tecnológicas que han permitido la expansión de la horticultura en El Bajío, sobre la base de una mayor productividad. Estas innovaciones, promovidas por el sector de hortalizas congeladas, son de tipo mecánico (tractor y riego tecnificado), químico (herbicidas), biológico (variedades híbridas) y agronómica (uso de invernaderos y el Manejo Integrado de Plagas). La difusión de los invernaderos ha sido la base de lo que Xxxxx Xxxx (1989) denomina “revolución tecnológica de la horticultura guanajuatense”, pues el trasplante permitió reducir el ciclo vegetativo en campo en un mes, las necesidades de control fitosanitario y riego, así como la mortalidad de la planta (Xxxxxxx 1998). Este conjunto de innovaciones así como la asistencia técnica son accesibles a los productores hortícolas, aunque de manera diferenciada a través de los contratos, situación que ha permitido, tratándose del brócoli, mejorar la productividad de 8 ton/ha. en los ochentas a 10-11tn/ha a fines de los noventa. Es importante enfatizar la asistencia técnica brindada por las empresas a los productores en materia de uso de pesticidas autorizados, corte y manejo poscosecha para obtener materia prima de buena calidad.
Este conjunto de tecnologías también se ha extendido al espárrago y al resto de hortalizas que se cultivan en la región (Xxxxxxx 1999). En el caso de los productores pequeños, dado que pueden atender con mucho mayor cuidado sus terrenos de cultivo, el acceso a nuevas tecnologías les ha permitido obtener altos rendimientos11.
IV.3 En la distribución de los ingresos.
En términos generales, los productores se han visto favorecidos con una mejora en sus ingresos netos, a partir de la venta de productos con mayor valor agregado que los granos y al contar con mercados relativamente seguros.
No obstante, los productores enfrentan, tendencialmente, precios reales menos atractivos debido a un entorno más competitivo, a un menor crecimiento del consumo en Estados Unidos y a la apreciación cambiaria. Pero la rentabilidad también se ve afectada por la forma en que las empresas realizan la evaluación de la materia prima, procedimiento que los productores consideran arbitrario y poco transparente, sin que existan instancias de arbitraje que contribuyan a solucionar estas diferencias, que pueden ser decisivas en el resultado económico para los productores.
Esta situación puede explicarse por la desigual capacidad económica de las partes. Por un lado un monopsonio y por otro, una multitud de productores dispersos que negocian de manera individual); pero también, porque las empresas pueden estar tratando de recuperar sus costos de transacción a través de estos procedimientos. Entre las posiciones de las partes respecto a las bondades de los contratos hay una “zona gris” conformada por los costos de transacción y la distinta capacidad negociadora de las partes, cuyo estudio a profundidad puede dar mayores luces sobre la equidad de los contratos, especialmente de aquellos “con servicios”, en el caso del brócoli. No obstante, en el caso xxx xxxxxxxxx, donde los contratos son verbales y de “compra- venta”, el problema podría ser, esencialmente, una consecuencia de la asimetría entre las partes involucradas.
Es evidente que estos arreglos no son equilibrados, debido a que la agroindustria determina las condiciones del mismo, entre otras, el precio pagado, los estándares de calidad y el porcentaje de materia prima apta para exportar. En el caso de los “contratos con servicios” firmados para la producción de brócoli, el incumplimiento del pacto puede ser considerado justificado o injustificado. Lo primero ocurre cuando se produce un siniestro físico que está fuera del control del agricultor (por ejemplo, exceso de lluvias o de humedad que signifiquen la pudrición del producto) y el segundo, cuando el horticultor desvía la cosecha a otra empresa. En este contexto, el productor no tiene responsabilidad alguna, pero debe pagar, de todos modos, la obligación, para lo cual la empresa lo habilita en el ciclo siguiente y le descuenta en cuotas la deuda, al liquidar las nuevas entregas de brócoli. No obstante, desde hace unos tres años, cuando unas fuertes heladas afectaron seriamente las cosechas, se ha empezado a difundir de manera obligatoria la contratación de un seguro agrícola. Pero si este es pagado por la empresa, como frecuentemente sucede, ante la eventualidad de un siniestro ella tiene la prioridad para recuperar su inversión.
11 En 1997 un ejidatario obtuvo el mayor rendimiento xx xxxxxxxxx medianos y grandes entre todos los abastecedores de la empresa, incluyendo a los productores. Sin embargo, es evidente que el grado de utilización de los insumos modernos depende de la capacidad económica de los productores; algunos de ellos señalaron que habían utilizado semillas de sus propias campos, en lugar de comprar otras de calidad certificada, debido al alto costo (Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000).
El segundo caso de incumplimiento se trata de una conducta deshonesta del productor que vende el producto a otro comprador. En esta situación, la empacadora lo retira definitivamente de su cartera de proveedores, lo conmina a devolver de inmediato el préstamo y puede entablarle un proceso legal.
¿Cómo se distribuyen los beneficios generados por estas actividades productivas al interior de los productores agrícolas?. En términos cuantitativos, la base social involucrada en los contratos es bastante reducida, alrededor de 600- 800 productores de brócoli y unos 50 xx xxxxxxxxx. En el caso de los ejidatarios que cultivan espárragos, en conjunto sólo constituyen un reducido porcentaje del total de miembros (4.9%) y de la tierra bajo riego (3.0%) de la asociación (Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000).
Dada la heterogeneidad existente entre los horticultores, la posibilidad de beneficiarse con los contratos de producción está en relación al balance existente entre los factores de “atracción” y de “expulsión”, al variar las condiciones climáticas y económicas que inciden en el resultado productivo, y considerar la búsqueda, por parte de las empresas, de reducir los costos de transacción, razón por la cual tienden a excluir a los productores de menor tamaño.
En el caso de los ejidatarios productores de espárragos, estos habían sido afectados en 1998 y 1999 por sequías y heladas y porque el descenso de los precios de los granos dificultó un mantenimiento adecuado xxx xxxxxxxxx (fertilización, control fitosanitario, deshierbe). A mediados del 2000, la experiencia de los ejidatarios se hallaba en un periodo de estabilización en cuanto al número de productores y a la superficie cultivada, pues la cantidad de horticultores que se habían retirado de la actividad era igual a la de aquellos que habían ingresado a la misma. En este sentido, en palabras xx Xxxxx y Xxxxxxx, los factores de expulsión eran más fuertes que los factores de atracción. Sin asistencia técnica, extensión agrícola, crédito barato y disponible, precios de los granos en descenso, esta experiencia tiende a significar un éxito sólo para algunos ejidatarios con cierta disponibilidad de recursos. Los tres años que el espárrago toma para entrar en plena producción comercial requieren capital y capacidad para soportar un considerable lapso de tiempo, antes de obtener ingresos por dicho cultivo. Si los precios de los otros cultivos descienden, la posición del productor queda debilitada. Esto mismo puede suceder si los propios precios xxx xxxxxxxxx se reducen. En el caso de los ejidatarios, la necesidad de liquidez llevó a algunos productores a sustituir los granos por alfalfa y fresa (Xxxxxxx y Xxxxxxxx 2000).
IV.4 En el medio ambiente
El auge de la exportación de hortalizas frescas y congeladas ha traído como consecuencia dos problemas ambientales graves: la difusión del Dorso xxx Xxxxxxxx y la escasez de agua.
El problema fitosanitario responde al explosivo crecimiento de la superficie de brócoli. Si bien el MIP ha permitido controlar la propagación del Dorso xxx Xxxxxxxx en El Bajío, reduciendo los riesgos de pérdidas por rechazos del producto y manteniendo los costos de producción en niveles aceptables (al reducir el número de aplicaciones), todavía no se logra una ejecución integrada del mismo. La mayoría de los agricultores conocen la estrategia, pero no realizan su aplicación integrada para disminuir la incidencia de la plaga. Por ejemplo, todavía un sector de agricultores no realiza un adecuado monitoreo, no disemina insectos enemigos ni utiliza insecticidas biológicos, tampoco elimina la soca ni respeta las vedas (Xxxxxx; 1998: 106). Esto se debería a que los productores tendrían un comportamiento pragmático y recurren a los componentes del MIP, principalmente al control biológico, si la incidencia de la plaga es elevada y amenaza con salirse de control.
El brócoli se ha convertido en un cultivo muy problemático, pues es casi imposible controlar el Dorso xxx Xxxxxxxx sin aplicar masivamente insecticidas, pero sus elevados costos disminuyen fuertemente las ganancias (Xxxxxxx 1997). No obstante, no hay muchas opciones para los productores aparte de esta hortaliza, dada su rentabilidad en relación a los granos y mucho más si el riego proviene xx xxxx, razón por la cual no cambian su patrón de cultivos (Xxxxxxx 1998).
El otro problema ambiental es la severa escasez de agua xx xxxxx, principalmente subterránea, pues este recurso ha sido la base para la modernización agroindustrial en zonas semiáridas como el Bajío12. Sin embargo, la extracción de agua de los 20 acuíferos existentes ha superado largamente la capacidad de recarga de los mismos. Aunque la información disponible sobre esta situación es poco confiable porque los estudios no están actualizados, la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Guanajuato (CEASG 1999), con información proporcionada por la Comisión Nacional del Agua (CNA), estima que actualmente la disponibilidad de agua es negativa y alcanzaría los 839 Mm3, resultado de una recarga anual de 1,979 Mm3 frente a una extracción de 2,818 Mm3/año (Xxxxxxx y Xxxxxx 2000).
En Guanajuato, cerca del 85% del agua subterránea se utiliza para irrigar unas 250,000 ha. de tierras. Los productores enfrentan no sólo la escasez del recurso sino también su encarecimiento progresivo debido por un lado, a que cada año el espejo de agua desciende entre uno a 4 m., lo cual incrementa los costos de bombeo y por otro, a la reducción progresiva del subsidio a la energía eléctrica para bombeo decretada por el gobierno federal a principios de los noventa (Xxxxxxx y Xxxxxx 2000).
¿Cuál es el peso de la agroexportación hortícola en la sobreexplotación de los acuíferos?
Para tratar de resolver el problema del abatimiento de los acuíferos en el ámbito agrícola, el gobierno federal ha establecido entre otras medidas, un máximo de extracción de agua por unidad de superficie (6 m3/ha/año), independientemente del tipo de cultivo y la promoción del uso eficiente del agua a través de la tecnificación de los sistemas xx xxxxx.
Sin embargo, es evidente que el brócoli, dado su carácter intensivo y su hectareaje, requiere más agua de lo autorizado, ya que si bien utiliza 5.3 m3/ha/ciclo de agua13, al cultivarse dos o tres veces al año e introducir alguna otra hortaliza o grano en la época de veda, el consumo anual de agua subterránea resulta mucho mayor del establecido legalmente.
En Guanajuato el programa de uso eficiente del agua apoya financieramente la adquisición de equipo xx xxxxx que permita disminuir las pérdidas que se presentan tanto en la conducción (60%) como a nivel parcelario (55%), por lo que la eficiencia global es de apenas 33%. A fin de siglo este programa, en el estado de Guanajuato busca tecnificar los sistemas xx xxxxx de 100,000 has. xx xxxxx, incrementar la eficiencia de conducción a 98%, la parcelaria a 70% y la global a 68%, disminuyendo de este modo el déficit actual de los acuíferos en una tercera parte (Xxxxxxx 1997).
12 A este respecto en este trabajo se considera a la naturaleza no como un stock de recursos inagotable, sino como un sistema con sus propias leyes de comportamiento y evolución, razón por la cual se establecen mutuos condicionamientos entre sociedad y naturaleza (Xxxxxx; 1994: 132), lo cual supone que el ritmo de actividad económica en términos de exacción de recursos energéticos y no renovables y de la inserción de residuos en el medio ambiente, deben realizarse tomando en cuenta la capacidad de carga del mismo.
Un análisis sobre los problemas de gestión del agua subterránea en Guanajuato puede verse en Xxxxxxx y Xxxxxx 2000.
13Estimación realizada por Xxxxxx y Xxxxx, 2000.
Los avances de este programa, iniciado en 1996, son cuantitativamente importantes al beneficiar, hasta mayo del 2000, principalmente a ejidatarios que cultivan alrededor de 83, 419 has y manejan 2302 pozos, mayormente a través de la instalación xx xxxxx por compuerta. El segmento de productores participantes han estado motivados por el ahorro de energía que pueden lograr y además, porque el costo del equipo es relativamente barato ya que el gobierno aporta la mitad de la inversión (FAO-SAGAR, 2000). Sin embargo, una mayor cobertura del programa no ha sido posible por la descapitalización en que se encuentra la mayoría de productores agrarios en el estado y porque la banca comercial no ha accedido a financiar el resto de la inversión, argumentando que no existen las garantías necesarias para la recuperación de los créditos. Paradójicamente, según entrevistas realizadas a especialistas en riego, productores y agroindustriales, el impacto del programa está resultando contrario al esperado, pues al enfatizarse la mejora de la conducción del agua xx xxxxx, con la misma capacidad de bombeo, los agricultores beneficiados estarían disponiendo prácticamente xxx xxxxx de agua y pueden ampliar sus siembras, lo cual está ocurriendo actualmente. Esta situación hace más urgente el establecimiento de esquemas de regulación que con participación de los usuarios pueda contribuir a reducir las extracciones, situación que recién se está impulsando en México (Xxxxxxx y Xxxxxx 2000).
V. Conclusiones
Este trabajo ha tratado de mostrar la realidad socioeconómica de los arreglos contractuales entre agroindustrias y productores de brócoli y productores xx xxxxxxxxx. Los resultados son de diferente signo tratándose de los aspectos socioeconómicos y ambientales, siendo evidente que la agricultura de contrato ha contribuido a mejorar los ingresos de los productores y a promover el progreso técnico, aunque con efectos diferenciados en razón de la heterogeneidad que caracteriza a los agricultores.
En cuanto al problema analizado, los dos casos estudiados presentan analogías y diferencias. Las semejanzas más saltantes se refieren a aspectos organizativos, a las desavenencias relativas a la calidad y al precio de la materia prima, la distribución de riesgos y la inexistencia de mecanismos o instancias de arbitraje de estas controversias.
Independientemente del tipo de producto y del tipo de procesamiento, en los dos casos, los productores están desorganizados y se enfrentan a empresas de gran tamaño y fuertes por su capacidad económica y el manejo de información comercial. En parte, esta situación es la que explica por qué las agroindustrias establecen de manera unilateral las reglas de juego contractuales y efectúan, según los productores, una clasificación de la materia prima poco transparente, sensible a las condiciones de la demanda, ante la cual no les es posible influir decisivamente y no pueden mejorar sus niveles de ingresos.
En el caso del brócoli, esta clasificación arbitraria podría suponer que las empresas tratan de recuperar los costos de transacción generados al suministrar diversos servicios a los productores. Pero, tratándose xxx xxxxxxxxx, donde las empacadoras no proveen financiamiento ni supervisan el cultivo, pues la práctica común es la compra-venta, no existen los costos de transacción y sin embargo, los productores privados entrevistados sostuvieron que el agronegocio eleva artificialmente la materia prima que no tiene calidad exportable. En este sentido, la explicación más plausible es la gran asimetría existente entre las partes, la misma que no favorece la institucionalización de mecanismos o instancias de arbitraje respecto a los problemas más comunes: calidad y precio, y finalmente que no contribuye a una distribución más pareja de los riesgos entre las partes.
Las diferencias entre los dos casos analizados se refieren centralmente a la formalización del contrato, a los apoyos suministrados por la empresa y a la forma de pago. En el caso del brócoli, los contratos son formalizados detalladamente e involucran la gestión de la producción por parte de la empacadora. En el espárrago verde fresco, los contratos son verbales y sólo de compra- venta. En el brócoli hay financiamiento, mientras que el espárrago no; factor que se constituye en una barrera de entrada, especialmente para los productores de menor tamaño. Finalmente, en el brócoli, el pago es en pesos, mientras que en el espárrago en dólares.
En relación al impacto sobre el medio ambiente, Indudablemente, el carácter intensivo de estos cultivos en el uso de tierra y agua, conduce como en el caso del brócoli a problemas fitosanitarios de difícil control y a la profundización de la sobreexplotación del agua subterránea, en la región de El Bajío mexicano. En este sentido, este tipo de inserción en los mercados internacionales es muy costosa en términos ambientales14.
V.1 Lecciones aprendidas.
El análisis de estas experiencias contractuales permite destacar algunas cuestiones de carácter general que pueden servir para tratar de mejorar la simetría entre las partes involucradas.
• Un primer aspecto es plantear quién asume los costos de transacción. Este tema es de enorme importancia para mejorar la equidad de los contratos y también para que estos puedan alcanzar a un universo mayor de productores, especialmente a los de menor tamaño. La agroindustria, por su necesidad de materia prima, puede suministrar servicios, como sucede en el caso del brócoli, pero incurre en costos de transacción y ella se verá incentivada a no contratar a los productores de bajos recursos. Es posible también, que a través de la evaluación de la materia prima trate de recuperar los costos de transacción mencionados, temática que está sujeta a una investigación ulterior.
• Un segundo punto a plantear corresponde al modo en que se pueden distribuir de manera más equitativa los beneficios y los riesgos derivados de los contratos. Productores desorganizados, con dificultades para obtener financiamiento, sin programas de asistencia técnica, no son contrapartes capaces de corregir los arreglos contractuales, especialmente en cuanto a la evaluación de la materia prima y a los costos de transacción. Tampoco pueden emprender acciones como la adquisición de insumos y maquinaria que pueden generar economías de escala y mejorar la eficiencia económica. En esta situación de “predominio xxx xxxxxxx”, es evidente que los factores de “expulsión” predominan sobre los factores de “atracción”, segmentando cada vez más el espacio en el que se desenvuelven los productores involucrados en los contratos.
• El tercer punto a plantear, en consecuencia, es la necesaria intervención del Estado, promoviendo la organización de los productores y suministrando ciertos servicios (crédito, asistencia técnica, entre otros) con el fin de disminuir los costos de transacción, de mejorar la capacidad de negociación de los agricultores. El Estado debería, además, promover el establecimiento de instancias de arbitraje para solucionar de manera más equitativa las diferencias existentes entre las partes.
• Finalmente, es necesario que se establezcan regulaciones estrictas relacionadas con el uso de los recursos naturales, pues la modernización agroindustrial ejerce una presión mayor a la
14 Sobre este punto puede verse Xxxxxx 1994.
capacidad de carga de aquellos, siendo patente el caso del agua subterránea en la región estudiada.
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